Saturday, July 15, 2006

Sandwich de potito: Hollywoodense o Guachaca

El viernes 5 de mayo, el director de Cultura del Municipio, Luciano San Martín dijo a "La Estrella" que vender sandwiches de potito frente al Teatro Municipal de Valparaíso era una expresión de la cultura popular porteña.
Si lo pensamos con mente fría, el dilema de lo popular y el paso a la modernidad, ha sido una eterna teleserie para los habitantes del Puerto, autoridades, expertos, etc.
Lo que debería hacerse es homogeneizar todas las visiones para crear un nuevo perfil del principal puerto del país, para que así se convirtiera en lo que Lucho Barrios llamó "La joya del Pacífico".
Los más ilustrados o de elite ven en vender sandwich de potito como algo propio de la cultura guachaca o del sector C3. Así lo piensa por ejemplo una señora de 60 moradora de un departamento en el centro , que todavía piensa que al entrar a ver una película al Teatro Municipal caminará por la alfombra roja y se codeará con estrellas o será acosada por los flashes. Es decir, un Patrimonio Cultural hoolywodizado.
Si ese fuera el caso ¿Qué tendría Valparaíso de Patrimonio Cultural o pintoresco si no tuviera sus edificios antiguos, algunas calles con piedras, el típico curadito del puerto, la feria de las pulgas o vender anticuchos y completos para reponer el carrete?. ¿Sería distinto no?
Si no fuera así por qué los gringos ya hasta les falta cámara para tomar tantas fotos, o sería epicentro del arte y cultura en general, por ejemplo ¿Qué habría impulsado a Neruda a construirse "La Sebastiana"? ¿Qué es lo que tiene valpo que es el ambiente de muchas películas chilenas?
Además ¿Por qué el comer sandwich de potito es "picante" o "guachaca"? ¿Acaso hasta el más refinado en gustos no lo comería si el hambre lo estuviera matando?
Ahora si nos situamos en la perspectiva contraria, también notaremos ciertos argumentos válidos. Un caso sería que algunos puestos que venden comida rápida en la calle no cuentan con la higiene necesaria, lo que puede acarrear más de un inconveniente para la salud.
¿Se imaginan en un festival de cine hollywoodizado se le diera un sandwich de potito a una estrellita del séptimo arte como algo típico del Puerto, pero el "sanguchito" tuviera alguna bacteria cinéfila?. No se tenga la menor duda que Valparaíso aparecería en primera plana en muchos lugares. Cómo no si el famoso antes de irse se detuvo por horas en los sanitarios, desabasteciendo todo el stock de papel higiénico.
El que visita Valparaíso se queda estupefacto de su belleza tanto física como cultural, esa de ver "tanto guachaca" como dicen algunos. Sin embargo, entre toda la cultura popular que se manifiesta en las calles, no faltan los infiltrados o paracaidistas. ¿Cuáles? Los típicos lanzas, esos si que también deberían ser patrimonio. Para el que no los conoce pensará que es un vendedor o un borrachito, entonces el robar resulta fácil, tal como aprovecharse de un niño.

2 comments:

Kaede.- said...

Mmm... Si. Creo que Kaede entiende el sentido original de "expresión cultural" detrás de la venta de sánguches de potito, y tienen más que ver con una cuestión consuetudinaria humana más que con representar monoculturalmente hablando a determinado sector o no; especialmente hablando del gran, gordo, erótico y cerdo Pancho. Mi querida, tu ya sabes lo que Kaede opina sobre su amante secreto que le da de beber; pero en este caso, y determinado por tu espectacular columna de opinión, considero necesario plantear un par de asuntos que a ella concierne.

En primer lugar, describiste un arquetipo que yo me salté; uno, si bien desagradable, aún existente, aunque se bate en retirada. Esa vieja cutrulca inexorable que cree ser una diva olvidada por tener dinero. Eso, mi querida, es un arqutipo digno de Viña del mar. Ahora, más que antes, logro entender la simbiosis que se provoca necesariamente entre el vagabundo y la princesa (¿conoces la leyenda de Valparaiso y Viña del mar? Si no es así, debes recordarme que te la cuente), simbiosis que se refleja en la migración social arquetípica de valparaiso a viña del mar, y vice versa. Las viejas como esa se van a vivir al lado del casino, y los estudiantes como Kaede peregrinan todos los días hacia el prostíbulo principal, para ver a la maraca amada, aquella que repele a viejas poseras e insulsas.

Tu texto está increible. Fascinas a Kaede.

Anonymous said...

Mmm... Si. Creo que Kaede entiende el sentido original de "expresión cultural" detrás de la venta de sánguches de potito, y tienen más que ver con una cuestión consuetudinaria humana más que con representar monoculturalmente hablando a determinado sector o no; especialmente hablando del gran, gordo, erótico y cerdo Pancho. Mi querida, tu ya sabes lo que Kaede opina sobre su amante secreto que le da de beber; pero en este caso, y determinado por tu espectacular columna de opinión, considero necesario plantear un par de asuntos que a ella concierne.

En primer lugar, describiste un arquetipo que yo me salté; uno, si bien desagradable, aún existente, aunque se bate en retirada. Esa vieja cutrulca inexorable que cree ser una diva olvidada por tener dinero. Eso, mi querida, es un arqutipo digno de Viña del mar. Ahora, más que antes, logro entender la simbiosis que se provoca necesariamente entre el vagabundo y la princesa (¿conoces la leyenda de Valparaiso y Viña del mar? Si no es así, debes recordarme que te la cuente), simbiosis que se refleja en la migración social arquetípica de valparaiso a viña del mar, y vice versa. Las viejas como esa se van a vivir al lado del casino, y los estudiantes como Kaede peregrinan todos los días hacia el prostíbulo principal, para ver a la maraca amada, aquella que repele a viejas poseras e insulsas.

Tu texto está increible. Fascinas a Kaede.