Saturday, April 01, 2006

Homenaje a Alberto Fuguet


El escritor chileno está próximo a hacer su debut en el cine, dirigiendo la película Se arrienda, la cual se estrenará en un corto plazo, y que cuenta con la actuación de conocidos actores de la escena nacional. Sin embargo, Fuguet se hizo conocido como autor de 2 exitosas novelas publicadas a principios de los 90, las cuales nos marcaron alguna vez en nuestra adolescencia.
Cómo olvidar a Mala Onda o Sobredosis, ambas marcaron un antes y un después en la literatura chilena. En ese entonces, un joven Fuguet recreaba novelas realistas que incluían varios elementos nuevos, como el lenguaje juvenil que se usaba, mostrando realidades a veces un tanto crudas en un libro, pero que perfectamente podían ser reales. La crítica no comprendió la
idea del escritor en un comienzo, sin embargo, el exito de ventas de las novelas, cerró la boca de muchosde sus detractores. Tanto los adolescentes de principios de los 90, como los que no hace mucho pasamos esa etapa, leímos y vibramos con la vida del tormentoso Matías de mala onda o las aventuras juveniles de Sobredosis.
He aquí el estracto de una monografía: El poder de los jóvenes 60-80, en donde hay una analogía entre la novela de Fuguet, en la cual me inspiré para reflejar de mejor forma un episodio de la monografía.
"
La comprada libertad clandestina de la Juventud Dorada".
La vida de los jóvenes que gozaban de una vida más acomodada, era muy libre, divertida y marcada por los excesos. Sus años de adolescencia giraban en torno al sexo, las drogas sobre todo los llamados “Huiros”, el alcohol de alto precio. Además de la música, en su mayoría escuchaban música extranjera y compraban discos carísimos que cualquier joven no podía tener acceso. Eran de los pocos que solían usar los inalcanzables y deseados jeans “Levi’s” o “Wrangler”. Estudiaban en los mejores colegios de las grandes ciudades, en donde hablaban un perfecto inglés ya que era común que luego fueran al extranjero.Estos adolescentes, jamás estuvieron involucrados en protestas, en su mayoría no les interesaba la política, aunque muchos eran hijos de empresarios u oficiales del ejército. Vivían totalmente ajenos de la pobreza, la represión y la no diversión, ya que lograban entrar a los locales nocturnos de moda, por el sólo hecho de gastar grandes sumas de dinero en consumo, lo cual mantenía muy contentos a los dueños.
“El Juancho’s es el local de los elegidos, el de la juventud dorada, como dice la Luisa, que nunca viene por aquí. No cualquiera tiene acceso, eso es ver dad. Hay un guardia a la entrada para cuidar que todos los que ingresan sean G.U.C, gente que todos ubican. Antes pensaba que era un suerte ingresar al Juancho’s, si analizamos mi edad y mi status de colegial, pero el Toro, que es el dueño, cree en los cheques a fecha y no tiene problemas en que mis amigos y yo vengamos. Sabe además que, con tal de figurar, la pendejada paga lo que sea. Y es verdad. Los menores de dieciocho, pre PAA, pre-licencia para conducir que venimos aquí, lo que yo más conozco, huevotes que cacho del Country o de Reñaca” (22).
Los jóvenes de clase alta de principios de los 80, no tenían posturas revolucionarias, pero expresaban su rebeldía, experimentando todo aquello que se les pusiera por su camino. El dinero era lo que les proporcionaba el poder de búsqueda de su identidad propia, ya que ellos de una u otra manera necesitaban de alguna forma también tener algo que decir. La mayoría de estos jóvenes se sentían ajenos y aburridos de su familia, en cierto sentido de aparentar. Necesitaban ser malos de alguna forma, por lo que se sentían profundamente desorientados, a pesar de “tenerlo todo”. A su edad no manifestaban interés a corto plazo por su futuro, sino que vivir el momento. Las críticas iban dirigidas a sus cercanos, pero sin decirlo, sino que aislándose de ellos viviendo su propio mundo con sus amigos, los que en su mayoría sentían lo mismo. Veían a sus padres como el medio de tener lo que querían, diversión y excesos. Esa era su forma de demostrar independencia.
(22) Matías en: Mala Onda, de Alberto Fuguet, Editorial Planeta, 1996, Pág 54.

1 comment:

Anonymous said...

oye lorena me encanto el articulo de fuguet, te debo decir que no lo ley entero pero = ley algo y esta interesantisimo...
sabes que tengo unas ganas de ver esa pelicula, por lo mismo de que esta relacionada con Fuguet...
oye yapo aqui esta mi post y cuando subas cosas nuevas me avisas para postear...

Besos
julio