Saturday, April 01, 2006


Tras el fracaso de sus candidatos en las elecciones parlamentarias
LA GUILLOTINADA “COLORINA” DE LA DC

· La presidencia de Adolfo Zaldívar tendría sus días contados, debido a las críticas a su gestión al interior del partido.
· La estrategia de la Falange es desviar la atención invocando al “Travestismo político” de Sebastián Piñera.


Lorena Olivares
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Más allá de conocer el simple respaldo de los candidatos presidenciales en primera vuelta, que marcaría el eventual triunfo o derrota de los 2 grandes conglomerados políticos, el voto popular indicó un panorama político más exacto y contundente, las pugnas internas de los partidos al interior del conglomerado de gobierno y la oposición. Esta vez, la gran víctima fue la DC, vaticinando un nuevo y sabroso panorama político en el país.


Contrario a lo que muchos pensaron, la ex Falange no concluyó su protagonismo estelar al bajar su precandidatura presidencial Soledad Alvear en mayo pasado, sino que siguió ejerciendo su papel entre las sombras, aprovechando el interés que adquirían otras figuras políticas de turno. Independiente de una cosecha positiva o adversa, las miradas iban a caer solo en un personaje, Adolfo Zaldívar, el presidente del partido.


Primer acto, el senador arregla que figuras del partido cercanas a su gestión, adquieran una participación importante en la campaña de Michelle Bachelet, excluyendo con ello a otros que son sus conocidos disidentes. Ejemplos de lo anterior, son los importantes roles de los “colorines” Jaime Mulet y Alejandro Foxley en el comando de la ex secretaria de estado.


Luego en los días previos a las elecciones, en los cuales, la democracia cristiana defendía la supremacía de escaños en el parlamento sobre los otros partidos de la concertación, al interior del partido se respiraba un ambiente de confianza, ¿la razón? Candidatos emblemáticos que debían retener su cargo en la cámara alta con altas votaciones y/o mayorías nacionales, tales como, Andrés Zaldívar y Carmen Frei.


En medio de este escenario pre- electoral, era un secreto a voces, la pugna interna del partido, debido a las críticas a la gestión de su timonel, por parte de sus disidentes, liderados por Gutenberg Martínez y que cuenta también en su bando a Jorge Pizarro y a la entonces candidata al senado, Soledad Alvear. El sector “Colorín” solo intentaba defenderse de los ataques de sus detractores y esperaba darles un gran tapabocas, y con ello afirmarse en el liderazgo de la Falange. En suma la democracia cristiana se encontraba polarizada, sin reconocerlo públicamente. Las ya visibles desavenencias de sus militantes se hacían patentes con los dichos públicos del histórico ex presidente Aylwin, que contrastaban con la posición del partido, desatando con ello la ira del timonel colorín.


El domingo 11 de Diciembre, cuando Jorge Correa Sutil ya había dado a conocer el segundo cómputo oficial de las presidenciales y el primero de las senatoriales, Adolfo Zaldívar declaraba públicamente el amplio triunfo de la concertación y empapelaba a críticas y burlas a la oposición, pero callaba el ya patente fracaso de la DC en el parlamento. ¡Sorpresa! Andrés Zaldívar perdía su recordada silla con 3 cojines en el senado, por lo visto el simpático eslogan del parlamentario (chico, tu trayectoria te hace grande), no caló hondo en los votantes de Santiago Poniente. El mismo fiasco sufría Carmen Frei, quien perdía por una amplia diferencia ante su compañero de lista, el ex ministro de justicia, José Antonio Gómez, (PRSD). Para completar la terna de los “históricos”- dejando de lado las otras derrotas de sus candidatos-, Eduardo Freí resultaba triunfador en la Décima Norte, pero con un sabor a derrota, ya que la primera mayoría no la obtenía él, sino que el “unificador” de la Alianza, el RN Andrés Allamand.

Para mayor mala fortuna del cuestionado presidente DC, varios de sus conocidos detractores obtuvieron mayorías nacionales en el senado, como lo es el caso de Jorge Pizarro en la cuarta región y en menor medida de sorpresa, según lo que vaticinaban las encuestas, Soledad Alvear en la circunscripción de Santiago Oriente.

El liderazgo del senador al interior de la DC, se encuentra agonizante y para muchos tiene sus días contados. Para tapar bocas y desviar la atención, el “colorín” apela a ser oídos sordos con el ya caballito de batalla, Sebastián Piñera. Ésta potente arma se ha utilizado por varios meses, desde que el empresario ha intentado conquistar el voto de centro y de varios adherentes y/o militantes democratacristianos, tras lo cual el timonel falangista ha acusado de “Travestismo político” al candidato RN, por lo que ha aprovechado todo acto y declaración pública para criticarlo, incluida la polémica caricatura de Piñera queriendo comprar La Moneda, en la Franja electoral de la DC.


La última maniobra del senador sería la sospecha que es él quien manipuló o aconsejó a Michelle Bachelet, para que ésta finalmente desistiera de nombrar como Generalísima de campaña a Soledad Alvear. Esto amparándose en que la designación de la ex ministra de justicia y relaciones exteriores generaría una suerte de guerra mundial al interior del partido, lo cual podría gatillar la renuncia de importantes figuras falangistas como Jaime Mulet, actual jefe ejecutivo de la campaña.


Hoy el futuro del timonel es bastante incierto al mando del partido, además de su protagonismo político en un eventual gobierno de la candidata PS, ya que a estas alturas es considerado un dolor de cabeza permanente dentro de toda la concertación, que aspira a mantenerse en el sillón presidencial. Los dichos apuntarían a que su conducta confrontacional genera en el electorado la sensación de ingobernabilidad, y para los más crudos, su presencia podría finalizar en un exterminio agónico del partido vinculado al cristianismo.






















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