La paradójica frase que enmudeció risas…
La crítica del presidente de la Corporación de trasplantes dejó un mar de dudas sobre el desempeño laboral en hospitales, lo cual podría puede ser objeto de duras sanciones.
Por Lorena Olivares E.
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Una multitud de bocas abiertas fue lo que ocasionó lo dicho por el Dr. Luis Rojas, presidente de la Corporación de trasplantes,”Nuestro país dispone de excelencia médica, pero en los hospitales falta personal especializado en el transporte oportuno de los órganos desde diferentes lugares”. Esto en medio del anuncio de una campaña en beneficio de 1200 pacientes inscritos para realizarse diferentes trasplantes, lo cual empañó una jornada marcada por la emotividad y la esperanza.
El médico desplegó su afilada lengua para criticar la causa del por qué de tantos fracasos en el cambio de órganos en este último tiempo. La tesis del la máxima autoridad de la Corporación de trasplantes, dejó en jaque y puso “en cartelera” un problema que está implícito y no es señalado mayormente por los medios ni por la cartera de salud.
Sin medir el terremoto que generarían sus críticos dardos, además de obligar a las autoridades de salud a preparar lo antes posible su medicina al problema, también lleva a cuestionarse a muchos la eficacia de la Comisión de trasplantes- encargada de evaluar la situación particular de cada paciente en espera y beneficiarlo con el cambio de órgano(s)-, ya que esta se supone que hace su análisis basada en criterios estrictamente técnicos y sin ningún tipo de diferenciación social o provisional.
Todo lo anterior lleva a preguntarse si estos criterios han sido del todo objetivos para los efectos médicos, y por lo tanto si los responsables de trasladar los órganos de una ciudad a otra están cumpliendo bien con su trabajo- bien pueden sufrir de la novedosa enfermedad de la ineficiencia- o si se encuentran a favor de algún paciente. En el último caso la Ley Chilena sobre donación de órganos establece sanciones severas para los responsables., incluso el alejamiento de su labor.
En nuestra actual era “Posmoderna”, para 1300 personas en espera de un riñón, hígado, corazón o pulmón, entre otros, los trasplantes son una alternativa de tratamiento bastante eficaz y segura a un problema, que hasta hace unas décadas era sinónimo de resignación hacia emigrar a la otra vida. Sin embargo, esta nueva arista del problema de falencias de órganos, se suma a otras numerosas “Trabas” para el atenderse por una necesidad de órganos nuevos.
Una de los problemas más comunes son los de índole económica, ya que el costear este tipo patologías es carísimo. Así un trasplante puede ir desde 6.000.000 uno renal hasta unos 30.000.000 el hepático, lo cual se ve agravado si la persona enferma no es de la Centralizada capital, Santiago, sino que de alguna otra región.
Un gran ejemplo es el de Ítalo Richi, un joven de 16 años de la desierta ex ciudad minera de Coronel. Él tuvo que recurrir a mucha gente para que lo “auspiciara” con el dinero para los viajes a la capital y con los gastos propios de su enfermedad. Fue así como en su colegio se hicieron muchas rifas en su beneficio, resultando todo bien después de un par de años de enfrentar la ansiedad de debatirse entre la vida celestial y la de los mortales.
Los criterios para elegir a los pacientes “premiados” con un cambio de órgano son estrictamente técnicos y sin hacer ningún tipo de hincapié en la situación social o provisional del enfermo, y se es evaluado por una “Comisión de Trasplantes”, que incluye a prestigiosos médicos expertos en el tema, sin embargo, basta con un pequeño “descuido” para que toda la esperanza de sobrevivencia de alguien se esfume tan rápido e inconscientemente como se cometió “el detalle mortal”.
Estadísticas del siglo XXI
En lo que a cifras se refiere, Chile como digno país del siglo XXI,- “en vías de desarrollo”-, ha acrecentado proporcionalmente su número de trasplantes por año hasta la fecha. Empinándose por sobre los 300. De hecho en 1996, digno año de ejemplo de la década de los 90, el número de trasplantes llegaba a tan solo 208.
No obstante, si se contextualiza a nuestro país con el resto de los todavía “tercermundistas” países latinoamericanos, no cabe duda que Chile reprueba el examen, porque se ubica en un decepcionante penúltimo lugar con un 8.9 donantes por cada millón de habitantes (nótese que no se ha estado en los últimos lugares solo en el fútbol), por debajo de otros estados vecinos como Argentina con 11 donantes y Uruguay con 17. Pero, tampoco hay que alarmarse tanto, ya que Chile se encuentra “en mejor posición que el último” Brasil. Si el poderoso Brasil se quedó en el fondo de la tabla con solo 6 caritativos donantes por cada millón de personas.
La crítica del presidente de la Corporación de trasplantes dejó un mar de dudas sobre el desempeño laboral en hospitales, lo cual podría puede ser objeto de duras sanciones.
Por Lorena Olivares E.
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Una multitud de bocas abiertas fue lo que ocasionó lo dicho por el Dr. Luis Rojas, presidente de la Corporación de trasplantes,”Nuestro país dispone de excelencia médica, pero en los hospitales falta personal especializado en el transporte oportuno de los órganos desde diferentes lugares”. Esto en medio del anuncio de una campaña en beneficio de 1200 pacientes inscritos para realizarse diferentes trasplantes, lo cual empañó una jornada marcada por la emotividad y la esperanza.
El médico desplegó su afilada lengua para criticar la causa del por qué de tantos fracasos en el cambio de órganos en este último tiempo. La tesis del la máxima autoridad de la Corporación de trasplantes, dejó en jaque y puso “en cartelera” un problema que está implícito y no es señalado mayormente por los medios ni por la cartera de salud.
Sin medir el terremoto que generarían sus críticos dardos, además de obligar a las autoridades de salud a preparar lo antes posible su medicina al problema, también lleva a cuestionarse a muchos la eficacia de la Comisión de trasplantes- encargada de evaluar la situación particular de cada paciente en espera y beneficiarlo con el cambio de órgano(s)-, ya que esta se supone que hace su análisis basada en criterios estrictamente técnicos y sin ningún tipo de diferenciación social o provisional.
Todo lo anterior lleva a preguntarse si estos criterios han sido del todo objetivos para los efectos médicos, y por lo tanto si los responsables de trasladar los órganos de una ciudad a otra están cumpliendo bien con su trabajo- bien pueden sufrir de la novedosa enfermedad de la ineficiencia- o si se encuentran a favor de algún paciente. En el último caso la Ley Chilena sobre donación de órganos establece sanciones severas para los responsables., incluso el alejamiento de su labor.
En nuestra actual era “Posmoderna”, para 1300 personas en espera de un riñón, hígado, corazón o pulmón, entre otros, los trasplantes son una alternativa de tratamiento bastante eficaz y segura a un problema, que hasta hace unas décadas era sinónimo de resignación hacia emigrar a la otra vida. Sin embargo, esta nueva arista del problema de falencias de órganos, se suma a otras numerosas “Trabas” para el atenderse por una necesidad de órganos nuevos.
Una de los problemas más comunes son los de índole económica, ya que el costear este tipo patologías es carísimo. Así un trasplante puede ir desde 6.000.000 uno renal hasta unos 30.000.000 el hepático, lo cual se ve agravado si la persona enferma no es de la Centralizada capital, Santiago, sino que de alguna otra región.
Un gran ejemplo es el de Ítalo Richi, un joven de 16 años de la desierta ex ciudad minera de Coronel. Él tuvo que recurrir a mucha gente para que lo “auspiciara” con el dinero para los viajes a la capital y con los gastos propios de su enfermedad. Fue así como en su colegio se hicieron muchas rifas en su beneficio, resultando todo bien después de un par de años de enfrentar la ansiedad de debatirse entre la vida celestial y la de los mortales.
Los criterios para elegir a los pacientes “premiados” con un cambio de órgano son estrictamente técnicos y sin hacer ningún tipo de hincapié en la situación social o provisional del enfermo, y se es evaluado por una “Comisión de Trasplantes”, que incluye a prestigiosos médicos expertos en el tema, sin embargo, basta con un pequeño “descuido” para que toda la esperanza de sobrevivencia de alguien se esfume tan rápido e inconscientemente como se cometió “el detalle mortal”.
Estadísticas del siglo XXI
En lo que a cifras se refiere, Chile como digno país del siglo XXI,- “en vías de desarrollo”-, ha acrecentado proporcionalmente su número de trasplantes por año hasta la fecha. Empinándose por sobre los 300. De hecho en 1996, digno año de ejemplo de la década de los 90, el número de trasplantes llegaba a tan solo 208.
No obstante, si se contextualiza a nuestro país con el resto de los todavía “tercermundistas” países latinoamericanos, no cabe duda que Chile reprueba el examen, porque se ubica en un decepcionante penúltimo lugar con un 8.9 donantes por cada millón de habitantes (nótese que no se ha estado en los últimos lugares solo en el fútbol), por debajo de otros estados vecinos como Argentina con 11 donantes y Uruguay con 17. Pero, tampoco hay que alarmarse tanto, ya que Chile se encuentra “en mejor posición que el último” Brasil. Si el poderoso Brasil se quedó en el fondo de la tabla con solo 6 caritativos donantes por cada millón de personas.
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